EL CUBISMO MAQUINISTA
Sin embargo, pocos años después Léger descubre las obras de Cézanne y queda atrapado por sus propuestas de geometrización y de valoración de los volúmenes. Este será el camino que le lleve al conocimiento de los pintores cubistas, Picasso y Braque, con quienes realiza alguna exposición conjunta. Pero este "periodo cubista" de Léger es ciertamente peculiar. Manifiesta una atracción poderosa hacia dos formas geométricas, el cilindro y el cono, y muestra una predilección por las líneas curvas y los colores vivos, contrastados unos con otros. Por otra parte, se aleja de los temas favoritos de los otros pintortes cubistas; prefiere las escenas exteriores a los interiores poblados de naturalezas muertas.
En 1914 un hecho de trascendencia internacional interviene en la trayectoria artística de nuestro pintor, que es movilizado desde comienzos de la Primera Guerra Mundial por el ejército francés. Léger pasa casi tres años en las trincheras de los frentes de batalla y está a punto de morir asfixiado por gas mostaza, hasta acabar convaleciente en un hospital. Pero el pintor no ha aprendido de la guerra sólo lo que tiene que ver con la muerte y la destrucción, con el horror y la violencia. También le han sorprendido las nuevas máquinas militares: la artillería, las ametralladoras, los tanques. Toda esa experiencia bélica va a transformar en profundidad su pintura, que a partir de este momento, y durante algún tiempo, muestra un gusto especial por los temas tecnológicos. Léger entra en el "periodo mecánico" en el que sus obras reflejan el interés por las más diversas máquinas.
Fernand Léger: "El 14 de julio" (1919). Biot, Francia.
Y de las máquinas, pero sin abandonar nunca del todo su peculiar visión cubista de la pintura, Léger pasa a una nueva etapa: el "periodo clásico", en el que la figura humana se vuelve ahora centro de su mirada. Pero también es peculiar el tratamiento que el pintor francés da a tales figuras. Hasta cierto punto, casi podría decirse que participan de los caracteres industriales que abundaban en la época anterior, que hay cierta desnaturalización en esos hombres y mujeres hieráticos que aparecen en sus lienzos. Para entonces, la fama de Léger se ha extendido y sus obras alcanzan gran reconocimiento, no sólo en Europa, sino también en los EE. UU., donde residirá durante los años de la Segunda Guerra Mundial.
Acabada la contienda, Léger regresó a Francia y mantuvo en su trabajo esas características de los periodos anteriores, aunque siempre abierto a las nuevas corrientes artísticas, hasta tal punto que algunos lo consideran un precedente directo del arte pop. En cualquier caso, su actividad (que se extendió también a las ilustraciones de libros, a la realización de vidrieras y de decorados teatrales) mantuvo siempre un acusado estilo personal, hasta el punto de que algunos califican a su obra más de tubista que de cubista. Cómo no iba a tener un estilo propio un artista que se atrevió a afirmar que "el arte consiste en inventar y no copiar. El Renacimiento italiano es un período de decadencia artística." Cuestión de gustos.
Fernand Léger: "Sin título" (1944). París.
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