Jumat, 20 Maret 2009

En busca de la excelencia

| Jumat, 20 Maret 2009 | 0 komentar


La anécdota que contaré a continuación no tiene mucho que ver con el inglés, pero me sirve para ilustrar cuál creo yo que debe ser nuestra actitud ante el trabajo y el esfuerzo. Dado que aprender inglés implica mucho trabajo, creo que también ilustra la actitud correcta ante el aprendizaje del inglés.



Esta es la historia (story, que no "history")



Como el pasado fin de semana fue puente en Madrid y mi hijo tenía vacaciones escolares decidimos hacer una excursión a Extremadura, tierra de conquistadores, de gran belleza, llena de historia, comida y gente excepcional.



Nuestra intención era empaparnos del mundo romano en Mérida y visitar Zafra y Trujillo. Para ello nos alojamos en una localidad cercana a Mérida en un hotel de cuatro estrellas (a four star hotel) a precio de hostal, quizá por la crisis.



Llegamos a eso de las dos de la tarde al pueblo. El hotel estaba bastante bien. Habitaciones amplias y cómodas con conexión a internet (esencial para poder seguir trabajando antes de salir de excursión). Como teníamos ya mucha hambre y ganas de descansar después de conducir algunas horas, decidimos bajar a comer algo a la cafetería del hotel tras dejar las maletas en la habitación. Nos sorprendió que prácticamente no hubiese nadie. "Mala señal" (bad sign [bad sain]), pensé. Una amiga, una vez me dijo: "si no sabes a qué restaurante ir siempre escoge uno que esté lleno de gente, ésa es buena señal."



La decoración de la cafetería era moderna y funcional, pero la mesa en que nos sentamos tenía polvo. Saqué un pañuelo de papel y la limpié. "A cualquiera le puede pasar" -pensé- "esto de olvidarse de limpiar una mesa".



Pedimos (aquí es cuando en inglés decimos: "order(ed)" = pedir en restaurantes. No se dice "ask") dos platos combinados y un sandwich club (esos sandwiches que son como torres, con pan, pollo, tomate, etc.).¡Vaya sorpresa nos llevamos cuando nos trajeron la comida! El pan del sandwich estaba quemado y las patatas fritas de bolsa, rancias (stale [sstel]). Sí, quemado y el huevo de mi plato estaba a medio freír. Por favor, ved foto arriba del pan quemado.



En vez de llorar, nos pusimos todos a reír a carcajada limpia, porque pensad: es muy difícil no saber hacer un huevo frito, prácticamente imposible (de ahí el dicho: "no sabe ni hacer un huevo frito" para señalar que alguien no sabe hacer absolutamente nada). Y el pan quemado. Cualquier cocinero con un mínimo de orgullo profesional no se atrevería a mandar a un camarero con un pan quemado para servir a un cliente.



Mi marido comió lo que pudo del sandwich (el hambre apretaba) y yo dejé el huevo sin tocar. Menos mal que el filete se podía comer. Cuando medio acabamos, el camarero vino a recoger los platos. Mi marido le dijo pasándole con la mano el plato con el sandwich quemado: "Give the cook my compliments" [giv de kuk mai compliments], o sea, "Felicite al cocinero de mi parte", en tono sarcástico se supone. Yo creo que el camarero entendió perfectamente, pero puso cara de poker. Finalmente, yo pedí un helado de esos envasados de postre pensando "con el helado no se pueden equivocar". Me equivoqué. El helado se había derretido, seguramente durante el transporte y lo habían vuelto a congelar; lo cual era evidente puesto que tenía más forma de plasta que de helado. Pedimos la cuenta, 40 eurazos por todo el desastre. No creáis que nos pidieron disculpas o nos ofrecieron cambiar lo quemado por otro plato cuando protestamos, nada de nada, sólo la "cara de palo" del camarero que a veces ocultaba una sonrisita (quizá el cocinero era su enemigo y se deleitaba pensando en lo mal que lo hacía, quizá le contagiamos nosotros nuestra risa). Recordad que estoy hablado de una cafetería de un hotel de cuatro estrellas y no de un bar de barrio. Mi marido me dijo: "este sitio debe estar subvencionado, sino no me lo explico."




Conclusión que sacamos: "no volveremos a comer en este hotel nunca más en la vida." Y efectivamente, al día siguiente para desayunar escogimos una cafetería cercana al hotel. Nada de decoración moderna, ni florituras, con la tele dando las noticias y la gente del pueblo charlando y fumando en la barra. Pero lo que tenía que estar bien, "la comida", estaba bien. Nos sirvieron un desayuno maravilloso (a wonderful breakfast [a wanderful brekfast]), tostas con jamón ibérico y tomate, buen zumo de naranja y café. Todo por unos 3,5 euros por persona; mucho más barato que en el hotel.



Después de esta experiencia llegué a las siguientes conclusiones:



  • Dado que el mundo se ha convertido en aldea global, cada vez importa menos donde estás y cada vez importa más quién eres. Por tanto, ahora da igual que tu negocio esté en "Pansicricio de al lado"; el usuario te medirá con un exigente rasero global. ¿No me creéis? Mirad las opiniones en "ciao" o en páginas de hoteles sobre los servicios de hostelería en cualquier sitio del mundo. Puedes publicar ahí todo lo que piensas sobre la calidad de los servicios que has disfrutado o utilizar esas opiniones antes de decidirte por algún lugar a donde ir a pasar tus próximas vacaciones.


  • Lo malo causa mucho más impresión en nuestra memoria que lo regular o lo bueno. Es decir, si eres regular o bueno, la gente se calla; pero si eres malo, lo gritan por todas las esquinas para que todo el mundo se entere. Ya se sabe: no news, good news. [no nius, gud nius]). Algo así como: "si no hay noticias, son buenas noticias."


  • La naturaleza te pide trabajar y a ser posible trabajar lo mejor posible. ¿Por qué creo esto? Porque cuando no lo haces se produce una consecuencia negativa que tarde o temprano se manifiesta con menor o mayor virulencia.


  • Es importante aprender a interpretar las causas y efectos de nuestros actos. Con ello quiero decir que cada uno debe responsabilizarse de la parte de las consecuencias negativas que le corresponden y no echarle la culpa al empedrado. Por ejemplo, después de la mala experiencia en la cafetería del hotel, decidimos ir a desayunar a otro sitio; la cafetería de enfrente del hotel ganó dinero y el hotel lo perdió. Si un día el dueño del hotel despide al cocinero de los sandwiches quemados por las pérdidas, el cocinero podrá pensar que el dueño es una mala persona y que la culpa de su despido la tiene la crisis. Puede que sea la crisis, pero una parte importante de lo que nos ocurre tiene que ver con nuestra actitud ante el trabajo. Observé, por ejemplo, que en Mérida a pesar de la crisis las cafeterías y restaurantes buenos seguían teniendo bastante más público que los sitios malos o regulares y éste se llevaba la mejor parte. Y no era de extrañar, ofrecen productos simplemente fantásticos, son rápidos sirviendo, están bien organizados y se les ve muy trabajadores.


  • Todo está más unido que nunca y muchas veces pagan justos por pecadores. Si viene un guiri por primera vez a España y se aloja en el hotel en que estaba yo (no es ninguna tontería puesto que es una zona de vinos y vienen muchas empresas extranjeras de visita) y se le ocurre ir a la cafetería, volverá a su país contando que en España hacen "sandwich quemados" y son capaces de servirlos y cobrar por ellos sin rechistar. Por suerte hay muchísima gente en España que hace bien los sandwiches y muchas otras cosas más y, afortunadamente también en todos los sitios cuecen habas. Supongo que entendéis lo que quiero decir. Incluso un humilde sandwich da imagen de un país y sus habitantes y, por tanto, repercute en el turismo y sus servicios. Sí, es una millonésima parte, pero que sumada a muchas otras millonésimas partes, representan mucho. Por tanto, hay que ser consciente de que nuestra forma de trabajar y luchar repercute no sólo nuestra vida, sino también en la vida de nuestra familia, pueblo o ciudad, empresa, comunidad, país y mundo.


  • A veces existen situaciones excepcionales o artificiales que nos impiden separar la paja del trigo. Sí, a veces, personas o negocios triunfan porque se encuentran en una situación excepcional: son los primeros en el mercado con un producto, tienen un monopolio o son una mafia. También la situación puede ser artificial, por ejemplo, están subvencionados. Pero, insisto, la naturaleza nos pide trabajar a ser posible lo mejor que podamos en nuestro sector. Y sino me creéis pensad en lo que los ocurre a los "animales subvencionados", es decir, los domésticos. Muchas veces, perros o gatos son excesivamente alimentados por sus dueños y se vuelven gordos y perezosos; si tuviesen que vivir nuevamente en libertad probablemente no sobrevivirían. No digo que las subvenciones estén mal, no, muchas veces las subvenciones son imprescindibles para crecer y desarrollarse, piénsese por ejemplo, en las becas. Tampoco digo que los animales domésticos tengan que trabajar, simplemente digo que hay que controlar lo que se subvenciona y el subvencionado tiene que trabajar para mantener intactas sus habilidades para sobrevivir en tiempos de escasez.


  • Muchas personas tienen ante la vida la actitud de un "adolescente caprichoso, irresponsable, amante de atajos (shortcut [sshortkat]) y enemigo de la cultura del esfuerzo." Es una manera de pensar que se resumen en que: "los que trabajan y se esfuerzan son tontos. Yo voy a conseguir mucho más, haciendo lo que me da la gana." A veces lo consiguen y a veces no, pero cuando lo consiguen, amigos, es un "triunfo artificial", podrido por dentro, que tarde o temprano se vuelve en su contra. ¿Por qué? Porque el esfuerzo es una ley natural; y lo otro, el triunfo sin esfuerzo (la lotería) es una situación artificial que cambia en cuanto cambia el rumbo del viento.


  • Los que tienen que darse por aludidos son los que menos ven que hay una conexión directa entre su pereza y las consecuencias negativas que sufren. Las consecuencias negativas solo las ven quienes están predispuestos a esforzarse y trabajar, quienes ya tienen una actitud propicia para llegar a la meta. Los otros, los que no quieren ver, se conforman con echarle la culpa a los demás de sus desgracias.


  • No diré el nombre del hotel ni su localización porque creo que todo el mundo puede equivocarse y tiene derecho a una segunda oportunidad.


  • Todo lo que cuento es, en realidad, muy antiguo, se remonta al inicio de los tiempos y ha sido dicho antes por miles de personas, sin embargo, no por mucho repetirlo lo aprendemos.





    Cuando te esfuerzas, trabajas día a día y tienes disciplina, echas raíces fuertes; creas una manera de responder ante las adversidades que te hace prácticamente invulnerable. Cuando no lo haces eres como un barquito de papel que navega sin rumbo y se hunde con un mínimo oleaje. Igual ocurre con el inglés ¿te aplicas el cuento?



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    Novedades



  • Sergio me escribe para presentarme blog sobre "traducción y doblaje." Muy recomendado para todos aquellos que se dedican o desean dedicarse a la traducción



  • J. Carlos me escribe para presentarme su página, donde la gente puede buscar intercambios de idiomas, clases particulares o traducciones. www.babelan.net. Recomendada para aquellos que buscan un intercambio (Madrid y Barcelona.



  • He preparado esta tablita para los que se confunden con "how many, how much, how far..."

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