Minggu, 22 Februari 2009

BEATO ANGÉLICO Y SANTO DOMINGO DE GUZMÁN

| Minggu, 22 Februari 2009 | 0 komentar

O LA SIMBOLOGÍA DE UNA PEQUEÑA ESTRELLA


Con las prisas típicas de un profesor de Arte de bachillerato trataba el otro día de explicar a mis alumnos la obra de los pintores italianos del Quattrocento: una hora y poco más para señalar las características básicas de la pintura en esta época y dar un breve repaso a las realizaciones más destacadas de los principales autores. Estábamos tratando la pintura del Beato Angélico y habíamos comentado con cierto detalle su conocida Anunciación del Museo del Prado. Nuestro libro de texto recogía en segundo lugar la obra que figura aquí al lado. Lleva por título "la coronación de la Virgen" y es uno de los cincuenta frescos que el Beato pintó, entre 1438 y 1450, en los muros del convento en el que residía, el de San Marcos de Florencia, entonces sede de la orden de los dominicos en la ciudad.

En el fresco que nos ocupa, organizado en dos planos, figura el momento en que Cristo procede a la coronación de su madre, María. Ambos se encuentran sentados y vestidos de blanco, aunque el ambiente resulta aún muy medieval. En la escena inferior se representa media docena de santos que contemplan extasiados y postrados de rodillas el mundo celestial que se abre sobre sus cabezas. De izquierda a derecha podemos ver a Santo Tomás de Aquino, San Benito de Nursia, Santo Domingo de Guzmán, San Francisco de Asís, San Pedro Mártir y San Marcos evangelista. La representación de todos ellos incurre también en caracteres propios de la pintura gótica, como son la posición semejante de las manos o los dorados nimbos de santidad que coronan a los personajes.

Pasaba ya a plantear la pintura de Masaccio cuya aportación a la Historia del Arte me parece mucho más relevante, cuando uno de mis alumnos me hizo reparar en un pequeño detalle. En el nimbo dorado de Santo Domingo de Guzmán aparecía dibujada en rojo y de manera esquemática una pequeña estrella de seis puntas, según detalle que figura a la derecha. No parecía interesarle a mi alumno el conjunto de la obra ni, pongamos por caso, la presencia de los estigmas en las manos de San Francisco, sino las razones de que Fra Angélico colocase allí esa diminuta estrella, en lo que podría considerarse una posición nada convencional. Me admira esta capacidad para el detalle que muestran algunas veces mis alumnos, mientras que en otras ocasiones parecen no prestar ninguna atención al conjunto de la obra de arte que se les muestra. Cosas de jóvenes.
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Inferior: Beato Angélico: "Santo Domingo al Pie de la cruz". San Marcos, Florencia.

Bien, pero vamos con la estrella. Como es sabido, el burgalés Domingo de Guzmán (1170-1221) fue el fundador de la Orden de Predicadores, que solemos llamar, en su honor, dominicos. Su labor al servicio del papado, sus dotes como organizador y su fama como sanador de enfermos facilitaron que fuese canonizado solamente trece años después de su muerte. Ya entonces comenzó a definirse un modelo iconográfico en el que suele representársele con el hábito blanco y negro de la orden, portando un báculo y frecuentemente con un ramo de flores, lilas o lirios, en una mano. En las representaciones escultóricas es habitual que se coloque un pequeño perrillo que porta en su boca una antorcha encendida, que simbolizaría cómo la labor de la orden de predicadores acabaría por iluminar al mundo.

Sin embargo la estrella es también otro de los elementos simbólicos que acompañan a este santo, aunque sea en un menor número de ocasiones. Obedece ello a la tradición según la cual durante su bautismo fue observada una estrella sobre su frente, lo que quiso entenderse como muestra evidente de que aquel niño tendría una elevada capacidad de iluminar al mundo en el seguimiento de la verdadera fe, como quedaría demostrado con la fundación de la orden de los predicadores. Desde ese punto de vista, podría decirse que Domingo de Guzmán sería una estrella que acerca las almas a Cristo.
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Y con esa estrella lo representó aquel fraile pintor en los muros del convento donde residía. A fin de cuentas, Santo Domingo era el fundador de su orden y debía sentir por él una especial veneracion, lo que explica que figure en varios de los cincuenta frescos que allí realizó. En algunos de ellos podemos ver al santo con las flores entre las manos. Pero habitualmente Beato Angélico parece preferir el símbolo de la estrella. Quizás le era más rápido resolver la iconografía de esta manera. Quizás a su alma de pobre monje aislado en un convento le emocionase particularmente la historia que se contaba sobre el bautismo y la estrella. Nunca lo sabremos con certeza. Pero ahí siguen esas estrellitas. Atrayendo la atención de jóvenes del siglo XXI.
Parece que esta Web está pensada para interesados en la simbología de Santo Domingo de Guzmán. Ved aquí una curiosa representación del santo con su perrillo.

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