EN TORNO A LA OBRA ESCULTÓRICA DE JEAN DUBUFFET
Si el paseante recorre la zona del downtown de Manhattan encontrará numerosos espacios vacíos entre los inmensos rascacielos que parecen brotar del suelo por todas partes; plazas en las que impera el silencio o la apagada convesación de los fumadores que deben abandonar los edificios de oficinas y sus espacios más próximos para entregarse a su perseguido placer, ya sea bajo el tremendo frío del invierno neoyorquino a aguantando el tórrido calor de verano de la ciudad. Afortunadamente para ellos, esas salidas a la intemperie se verán compensadas con un detalle de buen gusto: en muchas de esas plazas puede uno disfrutar, a veces casi a solas, de algunas de las mejores esculturas del siglo XX.
Jean Dubuffet: "Grupo de cuatro árboles" (1972). Nueva York.
En una de esas plazas del bajo Manhattan, flanqueada por los rascacielos de un importante banco, se alza solitaria una inmensa escultura de doce metros de altura, que podéis observar en la foto de al lado. Fue realizada en 1972 por el pintor y escultor francés Jean Dubuffet (1901-1985) y sus sinuosas formas contrastan con las líneas rectas de los edificios de alrededor. Una obra realizada en resina epoxi y pintada en blanco y negro con poliuretano. Dentro de ella la visión habitual de Nueva York se transforma sobremanera y parece como si nos encontrásemos inmersos en un universo en el que lo real y lo imaginario se dan la mano. Esa fue la primera de una serie de esculturas de gran tamaño que Dubuffet fue plantando en algunas de las principales ciudades del mundo.
Inferior. Jean Dubuffet: "Jardín de invierno" (1970). París.
Hay un dato en la biografía de Dubuffet que nos demuestra cómo el arte es un camino que a veces cuesta trabajo encontrar. En su juventud estudió pintura durante algunos meses, pero quiso olvidarse de la expresión artística (dudando tal vez de la función del arte e incluso de su propia labor) y se refugió en los negocios familiares. Pasó así mucho tiempo y no fue hasta 1942 cuando Dubuffet decidió consagrarse por completo al arte. Lo hizo acuñando un término con el que quiso resumir sus intenciones estéticas, el arte bruto (que algunos llaman también arte marginal), con el que quería referirse a aquel tipo de arte que no es realizado por artistas profesionales, señalando algunos ejemplos: sería arte bruto el que desarrollan los niños, los enfermos mentales, los marginados o los presos, todos ellos ajenos a cualquier norma estética.
Jean Dubuffet. Izquierda: "Closerie Falbala" (1973), Valde Marne (Francia). Derecha: "Tour aux figures" (1988). Issy-les-Molineaux (Francia).
Jean Dubuffet: "Sala de calderas con chimenea" (1996). Vitry sur Seine. Francia.
Desde entonces ese fue el tipo de arte al que Dubuffet dedicó el resto de sus días, entre lo insólito y lo sorprendente, pintando y esculpiendo, empleando a veces materiales poco convencionales (como la resina epoxi, el alquitrán o el poliuretano) y saltando de uno a otro estilo, de pequeños a grandes formatos, basándose siempre en su instinto y en su propia capacidad creativa, que yo creo que a él mismo sorprendía. "Más vale el arte bruto que las artes culturales", afirmaba tratando de que el arte naciese a partir de los propios materiales con los que trabajaba, dando rienda suelta a su imaginación y procurando al mismo tiempo que no fuese la razón la que inspiraba sus trabajos.
Visitad la excelente Web de la Fundación Dubuffet (en inglés y francés), que se ocupa de mantener vivo el legado del artista. Además, esta otra página, que lleva su nombre, ofrece muchos datos interesantes.
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