IMÁGENES DE UNA GUERRA
Hace ya muchos años que vi por primera vez la foto que figura aquí al lado. Me conmovió, como imagino que le pasa a todo el mundo que se detiene en esta fotografía, ese gesto de dolor de la mujer ante el cadáver de su marido, víctima de los bombardeos franquistas sobre Lérida en noviembre de 1937. La austera composición de fondo neutro, con el cadáver en primer plano, la mujer de negro riguroso, en plena conmoción, y esa mano anónima que aparece a nuestra izquierda resulta toda una síntesis de ese gran dolor que se abatió sobre España durante los años de la Guerra Civil, continuado luego en la feroz represión que se extendió por todo el país en los primeros años de la postguerra.
Agustí Centelles: la viuda de Gabriel Pernáu ante el cadáver de su marido. Lérida, noviembre de 1937.
El autor de esa imagen emblemática se llamaba Agustí Centelles (1909-1985), un fotógrafo nacido en Valencia pero que desarrolló su trayectoria profesional en Cataluña... hasta que el comienzo de la Guerra Civil lo convirtió en un verdadero peregrino por los frentes de combate, siempre con el ejército de la República y siempre armado con una Leika, la mítica cámara de fotos que ha servido para documentar las barbaridades del mundo de la primera mitad del sigo XX.
Como tantos otros, acabada la guerra, Centelles se exilió de España. Llevaba consigo una maleta con los negativos de su trabajo de los tres años anteriores. Un ingente material que atravesó las mismas vicisitudes que su dueño... y todavía más, porque Centelles regresó a España en 1944, pero las fotografías no volvieron al país hasta después de la muerte del dictador, cuando su autor pudo preocuparse con tranquilidad de su difusión. La calidad del conjunto es tal que los expertos no han dudado en calificar a Centelles como el "Robert Capa español", por la veracidad que emanan sus imágenes, verdaderas instantáneas en blanco y negro de la contienda, todo un ejemplo de periodismo de la imagen centrado en lo narrativo. Quizás su autor no podía imaginar que en estos días se ha generado cierta polémica entre el Ministerio de Cultura, que ha comprado el archivo fotográfico a los herederos, y la Generalitat de Cataluña respecto a la ubicación del conjunto. Creo que a él le interesó más que se conservasen el conjunto que el lugar en sí donde las fotos estuvieran. De hecho, pasaron más de treinta años en Francia, allí custodiadas y a salvo del franquismo.
Agustí Centelles: Niños jugando a los fusilamientos. Barcelona, 1937.
Hace poco, repasando la obra de Centelles me tropecé con otra de sus impresionantes imágenes. No conocía esa fotografía de unos niños jugando a los fusilamientos. Quizás como me dedico a la enseñanza esa fotografía me ha dejado aún mas impresionado que ninguna otra del conjunto. Me sobrecogen esos niños anónimos que reproducen lo que están viendo a su alrededor de manera cotidiana y que se sitúan ante la cámara en formación semejante a la del cuadro de Goya: quienes fusilan de espaldas, los fusilados, de frente. Viva imagen de la España de la época. Un ejemplo de lo que la educación puede hacer con unas mentes infantiles, que acaban por considerar que quitar la vida a alguien forma parte de lo habitual. Es bueno que se difundan estas fotografías de Centelles. Que las van nuestros alumnos en las escuelas y los institutos. No sólo por lo que muestran, sino por lo que enseñan. Por su enorme valor didáctico.
En la Web de VEGAP podéis visualizar 336 fotografías de Centelles. Un resumen de su biografía está disponible en esta página. Además, este artículo de El País nos narra el tiempo que el fotógrafo pasó en un campo de concentración en Francia.
Agustí Centelles: Niños jugando a los fusilamientos. Barcelona, 1937.
Hace poco, repasando la obra de Centelles me tropecé con otra de sus impresionantes imágenes. No conocía esa fotografía de unos niños jugando a los fusilamientos. Quizás como me dedico a la enseñanza esa fotografía me ha dejado aún mas impresionado que ninguna otra del conjunto. Me sobrecogen esos niños anónimos que reproducen lo que están viendo a su alrededor de manera cotidiana y que se sitúan ante la cámara en formación semejante a la del cuadro de Goya: quienes fusilan de espaldas, los fusilados, de frente. Viva imagen de la España de la época. Un ejemplo de lo que la educación puede hacer con unas mentes infantiles, que acaban por considerar que quitar la vida a alguien forma parte de lo habitual. Es bueno que se difundan estas fotografías de Centelles. Que las van nuestros alumnos en las escuelas y los institutos. No sólo por lo que muestran, sino por lo que enseñan. Por su enorme valor didáctico.
En la Web de VEGAP podéis visualizar 336 fotografías de Centelles. Un resumen de su biografía está disponible en esta página. Además, este artículo de El País nos narra el tiempo que el fotógrafo pasó en un campo de concentración en Francia.
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