LA OBRA (NO SÓLO ESCULTÓRICA) DE JORGE OTEIZA
Jorge Oteiza: "Friso de los apóstoles" (1953). Aranzazu, Guipúzcoa.
Jorge Oteiza: "Caja metafísica" (1958). Madrid. ..................... "De la serie de desocupación de la esfera" (1957). Madrid.
Un vasco enamorado de Euskadi, vasquista y de izquierdas. De vida difícil en sus primeros años; que practicó boxeo y comenzó estudios de Medicina, aunque los dejó a la mitad. Que inició Artes y Oficios pero que tampoco concluyó. Que hubo de ocuparse de su familia durante unos años. Pobre de solemnidad algún tiempo. Culto, polifacético, autodidacta, curioso e interesado por la escultura desde su juventud.
Así podría (quizás sí, quizás no) sintetizarse la vida de Jorge Oteiza (1908-2003) hasta su marcha a Sudamérica en 1935, en busca de mejores horizontes de vida, dejando atrás una España que se preparaba para desangrarse en una cruenta guerra civil.
Jorge Oteiza: "Construcción vacía" (1957). San Sebastián.

Y es en ese momento, hacia 1960, cuando Oteiza da otra más de esas enormes piruetas con las que puede jalonarse su vida. Llega el silencio, acompañado de un verdadero manifiesto: "El final del arte contemporáneo: razones por las que abandono la escultura". Y se retira de las artes plásticas. Quizás en ese momento ya no le quedaba nada que decir en ese campo. Pasó a otros. Escribió ensayos y poesías, asombrándose de la inmensa soledad del folio en blanco. Unos años después regresó a la escultura. Tal vez nunca se había ido de ella. Cuando murió, casi con 95 años, había dejado atrás una estela fecunda de obras. Por poco tiempo no pudo ver concluido el museo al que da nombre, pero murió poeta... y escultor, considerando que los artistas, como los demás seres humanos, eran seres incompletos y débiles. Precisamente.
He aquí dos visitas ineludibles para ampliar la información sobre Oteiza: por un lado, la web del Museo Oteiza, de Alzuza (Navarra); por otro este excelente documento publicado por el diario El Mundo.
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